Vivimos constantemente
acelerados, llenos de actividades, compromisos que cumplir, teléfonos que
atender, e mails que responder y cada
una de ellas pareciera que exigiera y necesitara de una respuesta inmediata, el
estar conectados parece ser una necesidad inmediata, al menos con el mundo
externo.
Y ¿qué ocurre con nuestra conexión interna?
¿Alguna vez piensas que puedes desconectarte al llegar a casa después del
trabajo? ¿Esperas poder dormir con tranquilidad en las noches? A veces estamos tan distraídos, preocupados
que ni descansamos por las noches y siquiera reconocemos el sabor y el olor de lo que comemos, sin contar las veces que
tropezamos con la puerta al pasar, porque simplemente no estamos prestando
atención.
El modo de restablecer el
contacto con nosotros mismos, se realiza al contactar con nuestros sentidos,
con nuestro cuerpo y la práctica de la
atención plena (mindfulness) nos permite
acceder a ese contacto.
Cultivar la atención y el foco es como la acción de montar bicicleta,
todos desarrollamos habilidad de montar y sentarse en la silla de la bici, lo
que cambia es lo que hacemos cada uno con esa destreza. En mi vida personal,
con la práctica constante de la meditación, encontré que al estar en contacto
con mi cuerpo, puedo estar concentrada y construyo menos historias en mi
cabeza de lo que va a suceder, en
consecuencia durante el día actuó, confiando
en la acción que corresponde a la situación y durante la noche duermo y
descanso, sin batallar con la almohada.
Un ejercicio para cultivar
la atención en la vida cotidiana lo
defino como el “Botón de Pausa” y podemos activarlo en cualquier
situación. Puedes intentarlo en cualquier momento del día, funciona de la
siguiente manera: sin
moverte de donde estas, así como estas sentado o acostado, cierra suavemente los ojos,
durante uno o dos minutos, deja pasar las ideas que van y vienen a tu mente,
asuntos por resolver o planes por ejecutar, por este momento y solo en este
instante, simplemente deja pasar esos pensamientos,
sin alimentarlos, solo obsérvalos y déjalos pasar, respira por la nariz el aire que entra y sale en tu cuerpo en tu abdomen,
siente tu abdomen.
¿Cómo te fue? Fue una
experiencia relajante o quizás sentiste
la necesidad de hacer algo, incluso de dentro del mismo ejercicio y sentirte ocupado,
no hay respuestas buenas ni malas, es tu experiencia, es única y resulta beneficiosa su práctica diaria. Si
sentiste esa necesidad puedes repetir el ejercicio por un periodo de cuatro a
cinco minutos.
El botón de pausa, nos
permite cultivar minutos de calma y sosiego, acercarnos a nuestro cuerpo y
desde este espacio, ser solo observadores de nuestra mente. Sigue practicando
el botón de pausa, para incluir el no
hacer unos minutos al día, como una manera de dejar un espacio en tu mente para cultivar
tu foco y claridad. Por experiencia, este ejercicio es efectivo a medida
que seas constante.
Miriam Guzmán Martínez