En tiempos de crisis cuando se mueven y se derrumban los puntos de apoyo que te aportan seguridad, sea esta material, afectiva,
social, es probable que te encuentres en un estado mental confuso, disperso, o
preocupado por lo que pasa y lo que puede pasar.
La mente agitada, confusa,
llena de pensamientos de miedo e ira, necesita calmarse, enfocarse, disminuir
la ansiedad, puedes practicar la meditación de atención plena
o mindfulness.
La meditación nos permite en
momentos que estamos llenos de miedo, rabia y dolor, detenernos, observar, serenar
la mente y relajarnos, para con claridad darnos cuenta donde estamos atascados para
erguirnos y seguir adelante cuando preferimos colapsar o evitar lo que
estamos sintiendo.
Al sentarnos y respirar,
producimos nuestra verdadera presencia en el aquí y ahora y la ofrecemos a
nuestra comunidad y al mundo.
Practica: chequeo atento.
Mantén la espalda
recta y las manos juntas sobre tu regazo. Si te sientas en una silla, asegúrate
de que los pies descansan planos sobre el suelo o sobre un cojín. Si se te
duermen los pies o las piernas o empiezan a dolerte mientras estás sentado,
simplemente ajusta la posición con atención.
Puedes mantener la
concentración siguiendo tu respiración y de forma lenta y atenta cambiar tu
postura. Deja que todos los músculos de tu cuerpo se relajen. No luches ni te
esfuerces.
Practicando: este ejercicio puede realizarlo durante cinco minutos o mas si asi lo desea, la practica constante, genera beneficios.
Practicando: este ejercicio puede realizarlo durante cinco minutos o mas si asi lo desea, la practica constante, genera beneficios.
CHEQUEO
ATENTO
Empiece dedicando unos
instantes a tranquilizarse.
Dese las gracias por
permitirse el tiempo necesario para llevar a cabo esta práctica meditativa. Empiece
el chequeo atento sintiendo su cuerpo y su mente abriendo un espacio a todos
los pensamientos, emociones o sensaciones físicas que afloren.
Tome aire y déjelo ir,
inspire y observe la emergencia y desaparición de cada respiración.
Respire, siguiendo con
atención tu inspiración y espiración. Cuando aparezca algún sentimiento,
reconócelo. Cuando surja un pensamiento, identifícalo y reconócelo.
Puedes aprender mucho
observando lo que pasa en tu cuerpo y en tu mente durante la meditación sentada.
Y sobre todo, sentarse es una oportunidad para ti de no hacer nada. No tienes
que hacer nada; sólo disfrutar sentado
mientras inspiras y espiras.
Es importante dejar que tu
cuerpo se relaje completamente. Disfruta sentado y acéptate tal como eres.
Incluso si hay alguna tensión en tu cuerpo, algún dolor en tu corazón, acéptate
tal cual.
Al terminar, tómese el
tiempo necesario para anotar cualquier pensamiento, sentimiento y sensación que a hay advertido
mientras llevaba la práctica de meditación.
Miriam Guzmán Martínez