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martes, 13 de mayo de 2014

ENFOCAR Y EMPRENDER con Mindfulness

En mi experiencia como emprendedora y practicante de meditación, he encontrado fortalezas que se desarrollan con la práctica y la constancia,  y que al cultivar la concentración y serenidad  con prácticas meditativas pueden ser de gran valor y apoyo al lado humano del que emprende.  
Una de las principales virtudes del emprendedor es la actitud, me refiero a  esas  ganas con la que abraza su vida, sus sueños y trabaja  en ellos. A su vez, requerimos de esa misma  actitud para también ver nuestros miedos, nuestros fracasos, abrazar esos sentimientos, pensamientos y emociones, para  abrir el espacio para aceptarlos  y dar el espacio para actuar, claro esto se aleja de esa fantasía romántica de que la vida de un emprendedor es una vida  donde solo al pensar y creer es suficiente,  es una vida donde se requiere dedicación y compromiso.
Se requiere del esfuerzo y la firmeza para  todos los momentos,  porque de todo puedo ocurrir, podemos estar en la cima de la ola del éxito o en el fondo ante una mala decisión o estrategia y el conocer esta posibilidad de no siempre ganarlas todas, es real.
El espacio para ver nuestros miedos, nuestros fracasos y ser capaces de abrazarlos como parte de nosotros, lo podemos cultivar al meditar,  porque también requerimos de nuestra actitud para cultivar la concentración, el foco y la presencia en el momento presente es crucial. Especialmente porque constituye la tierra donde cultivamos  nuestra capacidad de calmar la mente ruidosa, relajar nuestro cuerpo , concentrarnos,  estar más menos dispersos y ansiosos.
Cuando empezar, el mejor momento es ahora, no esperemos de crisis para entrenar la calma y  enfocar nuestros talentos en la dirección que elegimos.
Miriam Guzmán 




jueves, 13 de marzo de 2014

Manejando las crisis


En tiempos de crisis  cuando se mueven y se derrumban los puntos de apoyo que te aportan  seguridad, sea esta material, afectiva, social, es probable que te encuentres en un estado mental confuso, disperso, o preocupado por lo que pasa y lo que puede pasar.  
La mente agitada, confusa, llena de pensamientos de miedo e ira, necesita calmarse, enfocarse, disminuir la ansiedad, puedes practicar la meditación de atención plena o mindfulness.
La meditación nos permite en momentos que estamos llenos de miedo, rabia y dolor, detenernos, observar, serenar la mente y relajarnos, para con claridad darnos cuenta donde estamos atascados para  erguirnos y seguir adelante  cuando preferimos colapsar o evitar lo que estamos sintiendo.
Al sentarnos y respirar, producimos nuestra verdadera presencia en el aquí y ahora y la ofrecemos a nuestra comunidad y al mundo.
Practica: chequeo atento.
Postura: 


Mantén la espalda recta y las manos juntas sobre tu regazo. Si te sientas en una silla, asegúrate de que los pies descansan planos sobre el suelo o sobre un cojín. Si se te duermen los pies o las piernas o empiezan a dolerte mientras estás sentado, simplemente ajusta la posición con atención. 
Puedes mantener la concentración siguiendo tu respiración y de forma lenta y atenta cambiar tu postura. Deja que todos los músculos de tu cuerpo se relajen. No luches ni te esfuerces. 
Practicando: este ejercicio puede realizarlo durante cinco minutos o mas si asi lo desea, la practica constante, genera beneficios. 

CHEQUEO ATENTO

Empiece dedicando unos instantes a tranquilizarse.
Dese las gracias por permitirse el tiempo necesario para llevar a cabo esta práctica meditativa. Empiece el chequeo atento sintiendo su cuerpo y su mente abriendo un espacio a todos los pensamientos, emociones o sensaciones físicas que afloren.
Tome aire y déjelo ir, inspire y observe la emergencia y desaparición de cada respiración.
Respire, siguiendo con atención tu inspiración y espiración. Cuando aparezca algún sentimiento, reconócelo. Cuando surja un pensamiento, identifícalo y reconócelo.
Puedes aprender mucho observando lo que pasa en tu cuerpo y en tu mente durante la meditación sentada. Y sobre todo, sentarse es una oportunidad para ti de no hacer nada. No tienes que hacer nada; sólo disfrutar sentado  mientras inspiras y espiras.
Es importante dejar que tu cuerpo se relaje completamente. Disfruta sentado y acéptate tal como eres. Incluso si hay alguna tensión en tu cuerpo, algún dolor en tu corazón, acéptate tal cual.
Al terminar, tómese el tiempo necesario para anotar cualquier pensamiento,  sentimiento y sensación que a hay advertido mientras llevaba la práctica de meditación.

Miriam Guzmán Martínez